El envejecimiento se ha convertido en un fenómeno cada vez más visible y más preocupante para los países y científicos del mundo entero. Debido a la disminución de la natalidad y la mortalidad, al avance de las tecnologías, fundamentalmente de la medicina, y a los procesos migratorios, la vejez ha crecido significativamente alrededor del planeta, siendo más aguzada en los países desarrollados, los cuales ya muestran inquietudes ante la escasez de recursos que disponer para este sector en las próximas décadas y las demandas cada vez más amplias. Hoy la humanidad intenta restringir algunas de sus manifestaciones y consecuencias al acudir a programas locales, nacionales e internacionales. Los organismos mundiales se empezaron a ocupar del tema a finales de la década del 70 del siglo anterior y se plantearon objetivos y medidas destinadas a mejorar la calidad de vida, la atención en materia de salud y seguridad social y a establecer sistemas de apoyo social para la población de adultos mayores. Trabajar el tema privilegia una concepción del desarrollo, implica revalorar los criterios biologicistas y médico-fisiológicos que han enfatizado la visión de la vejez como deterioro, enfermedad y muerte.Es así que el presente artículo brinda una comprensión psicosocial de la vejez,al enfatizar en el carácter humano y subjetivo del proceso de envejecer y enfocarse en las amplias posibilidades de desarrollo que nos brinda el transcurso de la vida hasta este momento sociopsicológico.
Aging has become an increasingly visible and worrying phenomenon for countries and scientists around the world. Due to the decrease in birth rate and mortality, the advancement of technologies, mainly medicine, and migratory processes, old age has grown significantly around the planet, being more acute in developed countries, which already show concerns about the scarcity of resources available for this sector in the coming decades and the increasingly extensive demands. Today humanity tries to restrict some of its manifestations and consequences by resorting to local, national and international programs. World organizations began to address the issue at the end of the 1970s and proposed objectives and measures aimed at improving the quality of life, health care and social security, and establishing social support systems for the population. older adult population. Working on the topic privileges a conception of development, implies reevaluating the biological and medical-physiological criteria that have emphasized the vision of old age as deterioration, illness and death. Thus, this article provides a psychosocial understanding of old age, by emphasizing the human and subjective nature of the aging process and focusing on the broad development possibilities that the course of life offers us up to this sociopsychological moment.
O envelhecimento tornou-se um fenómeno cada vez mais visível e preocupante para países e cientistas de todo o mundo. Devido à diminuição da natalidade e da mortalidade, ao avanço das tecnologias, principalmente da medicina, e aos processos migratórios, a velhice tem crescido significativamente em todo o planeta, sendo mais aguda nos países desenvolvidos, que já demonstram preocupações com a escassez de recursos disponíveis para esta setor nas próximas décadas e as demandas cada vez mais amplas. Hoje a humanidade tenta restringir algumas das suas manifestações e consequências recorrendo a programas locais, nacionais e internacionais. As organizações mundiais começaram a abordar a questão no final da década de 1970 e propuseram objectivos e medidas destinadas a melhorar a qualidade de vida, os cuidados de saúde e a segurança social, e a estabelecer sistemas de apoio social para a população idosa. Trabalhar o tema privilegia uma concepção de desenvolvimento, implica reavaliar os critérios biológicos e médico-fisiológicos que têm enfatizado a visão da velhice como deterioração, doença e morte. Assim, este artigo proporciona uma compreensão psicossocial da velhice, ao enfatizar a natureza humana e subjetiva do processo de envelhecimento e focar nas amplas possibilidades de desenvolvimento que o curso da vida nos oferece até este momento sociopsicológico.
- adulto mayor, envejecimiento;
- psicología;comprensión psicosocial.
- older adult, aging;
- psychology;
- psychosocial understanding.
- idoso, envelhecimento;
- psicologia;
- compreensão psicossocial.
Introducción
Cada cultura asume un legado sobre la vejez y el envejecimiento. Los estereotipos y representaciones sociales sobre la vejez y los viejos han desestimado las ventajas de la edad y han generado un temor a envejecer asociado a la enfermedad y la muerte.
Aunque se reconoce como en proceso natural, el mismo está condicionado por variables contextuales, personales, económicas, incluso sociopsicológicas como los modos y estilos de vida; influencias idiosincrásicas, únicas que definen la experiencia de cada individuo y organizan un sentido de vida y forma de vivir esta vida, diferente para cada ser humano. 1
La vejez por su parte se puede considerar como una etapa más de la vida: la última, donde el individuo puede concienciar los logros y fracasos de su relación con los otros y consigo mismo, incluyendo su yo pasado y su yo futuro; se vislumbra la posibilidad de haber alcanzado madurez e incluso sabiduría como cúspide de este proceso de desarrollo personológico a partir de la integración y procesamiento de las vivencias adquiridas durante su vida. Si el envejecimiento es un proceso, la vejez es la etapa final del mismo.
Sin embargo, el proceso de envejecimiento ha sido tratado de modo biologicista y los “viejos” de modo instrumental de forma tal que valen por lo que puedan aportar a la supervivencia de la sociedad en cuestión (lo que explica en parte la decadencia que han alcanzado en nuestros tiempos en función de los valores privilegiados hoy en nuestras sociedades. 2
Por otra parte, todos desean alcanzar muchos años de vida pero, a su vez, la vejez ha estado por siglos asociada a la muerte, por lo que ha sido paralelamente deseada y temida, siendo este uno entre tantos de los indicadores de una de las etapas más contradictorias del ciclo vital del hombre, sino la más compleja. 3
La reflexión que se impone ahora es: si estamos envejeciendo desde que nacemos,¿porqué solamente nos preocupamos por sus consecuencias cuando es evidente cierto tipo de deterioro y no se pueden solventar ciertas limitaciones? Los sujetos adquieren preparación para cada evento significativo de su vida: para ser padres, para ser profesionales, para vivir en pareja; sin embargo, no lo hacemos con el proceso más largo e inevitable que vivimos. ¿Si no organizamos, planificamos y garantizamos la forma idónea para vivir, crecer y envejecer, cómo esperamos tener una vejez saludable?
Será, por tanto, interés de esta conferencia del I Taller Regional de Investigación para el Desarrollo de tecnologías de apoyo al Adulto MayorCENPIS de Universidad de Oriente (noviembre 2023) abordar dos aristas fundamentales de este proceso: la primera, enfocada a distinguir las peculiaridades que las teorías psicológicas han determinado para los mayores, al ofrecer un posible perfil ideal de desarrollo a partir de la integración armónica de procesos como el envejecimiento, la muerte, el sentido de la vida y la propia responsabilidad de vivir este proceso, con énfasis en la noción de rol y de vivencia de la propia vejez.
La segunda dirección implica identificar desde qué tipo de psicología vamos a abordar esta etapa del desarrollo. En este sentido se deben privilegiar las teorías no normativas, que enfatizan las diferencias interindividuales y patrones diferentes del desarrollo. Teoría como el ciclo vital 4 que asume las ganancias y pérdidas como procesos inherentes a cada etapa y que visualiza el desarrollo como un proceso de adaptación y vivencia personalizada de dichas ganancias y pérdidas. Sin desestimarse, se resignifican las teorías normativas del desarrollo, como el enfoque histórico cultural 5, que aportan elementos significativos para entender el lugar de las mediaciones y la cultura, así como el papel del otro en el decursar psicológico.
Este direccionamiento en la concepción del llegar a viejo, promueve una visión donde pierden valor los criterios de normalidad y patología, y resaltan las potencialidades de cada persona a partir de las diferencias interpersonales, que van conformando una historia de vida. Dicha psicología, entonces no servirá únicamente para diagnosticar y clasificar la enfermedad, el avance o el retroceso en cada etapa del ciclo vital, sino que permitirá una comprensión más contextualizada e histórica del desarrollo y de cada sujeto, en su individualidad y en su grupo.
Desarrollo
¿Qué se necesita para alcanzar un envejecimiento saludable? ¿Si envejecemos desde que nacemos, podemos hablar de envejecimiento saludable en todas las etapas?
Ya se entendió que el proceso biológico implica un envejecimiento paulatino, constante e irreversible, que empieza a suceder desde el momento embrionario, por tanto, para pasar a la siguiente etapa de nuestra vida y alcanzar mayores niveles de desarrollo, se necesita indefectiblemente envejecer. Desde esta perspectiva, aún biológica, se podría entender el desarrollo como parte del envejecimiento. Sin embargo, en algún momento del ciclo vital este envejecimiento además de colocar ganancias y ventajas, empieza a imponer un deterioro biológico a nivel de células, de órganos y de conjunto en cada organismo. Las personas empiezan a tener menos capacidades físicas pero contradictoriamente, asociados a procesos de selección, optimización y compensación de nuestros propios recursos y los aportes del medio, empiezan a maximizarse las capacidades sociopsicológicas. 6
Esta aparente contradicción se resuelve al entender que el gráfico del desarrollo biológico, en algún momento del ciclo vital, se separa del desarrollo psicológico, pues se encuentran condicionados por diferentes indicadores. Sin embargo, las teorías normativas, sesgadas por la visión biologicista de la Medicina no llegaron a concebir ni explicar el desarrollo más allá de la etapa de la juventud 7, aun cuando en ambas concepciones teóricas se asumió la edad cronológica solo como punto de partida para entender el desarrollo, pero no como determinante del mismo. 4,5
Por su parte, la teoría del ciclo vital 4 nos aporta principios sustanciales para concebir otras influencias en el desarrollo, que no solo marcan una edad cronológica y una edad biológica, sino además un proceso psicológico a partir del encuentro del sujeto con el medio que lo rodea, lo que determina así otras influencias del desarrollo asociadas al género y a la historia, que determinarían una edad social y una edad psicológica. Se privilegian, además, las experiencias de vida que impactan a todos de forma diferente, lo que genera recursos o déficits en función de cómo se viven en cada momento.
Esta visión de ciclo vital, que también determina asincronismos en el propio desarrollo personal y social, permite entenderlo como una oportunidad para cada ser humano en dependencia de su historia de vida, del medio social que lo rodea, con la incorporación, por supuesto, de la parte biológica de cada ser.
Desde esta perspectiva, entonces el desarrollo psicológico es dinámico, dialéctico pero continuo, lo que determinaría en cada etapa del desarrollo mayores formaciones y mejor funcionamiento que en etapas precedentes. Visto así, envejecimiento y desarrollo psicológico se homologarían, al marcar líneas de desarrollo culturales y, a la vez, individualizadas.
Esto permite entender dos tesis fundamentales:
La vejez es una construcción social, determinada por la concepción que cada sociedad tenga de este fenómeno y los patrones que determinen para atravesar dicha etapa en cada cultura.
La vejez de cada individuo es un proceso psicosocial, lo que implica que independientemente de los estándares cronológicos y biológicos impuestos, a la vejez no todos llegamos al mismo tiempo ni de la misma forma.
Entonces, para entender y tratar con los que viven la vejez debemos entender el contexto donde ha vivido y vive, así como rastrear su historia de vida. No se puede hacer una caracterización social de la vejez, sino de los viejos en un contexto y tiempo histórico determinado. A su vez, para entender y tratar eficientemente con los que viven en la vejez, debemos sondear también nuestros valores y estereotipos.
Así para entender la vejez, se debe entender el envejecimiento concibiéndolo desde las primeras etapas de la vida.
¿Que significaría entonces envejecer saludablemente en la infancia o en la adolescencia o en la vejez? Sería en esencia, adecuar los cambios biológicos a las demandas sociales a través de la incorporación de los contenidos psicológicos que permitan esa adaptación.
Entonces el envejecimiento se entiende como los necesarios aprendizajes para transcurrir exitosamente por los diferentes momentos del ciclo vital hasta llegar a la edad actual, con suficientes recursos personológicos y sociales para afrontar los desafíos de la etapa, a los que se suma la estereotipación social que margina y excluye. Se evidencia entonces el equilibrio necesario entre envejecimiento y desarrollo psicológico, confirmándose la posibilidad de seguir curvas similares de evolución. Por lo que envejecer de forma exitosa está condicionado y condiciona el desarrollo psicológico y su progreso consuetudinario por las etapas del ciclo vital.
El envejecimiento exitoso es entonces una aspiración humana y social, aun cuando no se concretan en la conciencia individual y social los factores que permitirían este anhelo. 6Es importante entender desde qué perspectiva vamos a asumir la posibilidad real de lograr dicho envejecimiento.
La primera enmarca una capacidad individual: envejecer con éxito estaría condicionado por acciones de prevención y promoción en salud. Las pérdidas, según este enfoque, son ocasionadas por procesos subjetivos y personales en control del sujeto individual, tales como estilos de vida, alimentación, e incluso tipos de relaciones que se mantienen, por lo que el envejecimiento exitoso sería resultado de la opción individual. Aunque estos elementos son muy importantes para el envejecimiento exitoso, sobrevalorarlos implicaría revictimizar al adulto mayor que no haya podido desarrollar una vejez saludable y olvidar algunos elementos como la genética, los accidentes, las condiciones económicas, las posibilidades de acceso a los servicios, entre otros.
La otra variante propuesta para el envejecimiento exitoso recalca el funcionamiento de la población joven, al vislumbrar prácticas de salud, educativas y estéticas destinadas a mantener la lozanía y aplazar los efectos del envejecimiento. Esto responde al conocido estereotipo “joven ha de ser quien lo quiera ser”, lo que mantiene la estigmatización de la vejez, y declara que envejecer bien significa mantener las características de la eterna juventud.
Sobre todo esta visión incorpora hoy los valores privilegiados por las sociedades de consumo 8:
El modelo cultural simplista: comienzo, plenitud y decadencia.
Ideología físico-biologicista, que reduce al ser humano a pura conexión de células que obviamente envejecen y se deterioran. Ideología del "viejismo" o edadismo.9
Valores privilegiados en la sociedad occidental como: el consumismo, la belleza, la rapidez y efectividad.
Relación deficiente Tecnología-Desarrollo.
Por último, se puede destacar la última propuesta para explicar el envejecimiento exitoso, relacionada con aquellos comportamientos que nos permiten a cada uno de nosotros una óptima ejecución, asociado a lo que nos moviliza y es significativo para nosotros. Esta última línea de pensamiento pone el énfasis en la potencialidad y en la posibilidad de cambio a partir de la inserción del individuo en situaciones potenciadoras de desarrollo y abre las puertas a las oportunas intervenciones de los agentes comunitarios y de salud para encaminar la aspiración del envejecimiento exitoso y vejez saludable, no solo para los que desde el punto de vista etario integran este grupo, sino para la sociedad en general que vive dicho proceso. Por tanto, se podría proponer que el:
“(…) envejecimiento saludable es el proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. La capacidad funcional comprende las posibilidades que permiten a una persona ser y hacer lo que es importante para ella. Hay cinco dominios clave de la capacidad funcional, que los factores ambientales pueden ampliar (o restringir). Estas son: satisfacer las necesidades básicas; aprender, crecer y tomar decisiones; tener movilidad; y estar decididamente comprometido con la vida por medio del mantenimiento de relaciones interpersonales y de la participación en actividades significativas para contribuir a la sociedad. Es la capacidad no sólo para sobrevivir, sino también para prosperar en la vejez. Es un concepto multidimensional que abarca, trasciende y supera la buena salud”. 10
Se comprende entonces que el buen envejecer viene asociado a la intención de seguir siendo funcional, útil y feliz. Viene asociado a una vida con sentido, intención y motivación.
Esta posibilidad de envejecimiento saludable asume al hombre como un ser coexistencial y temporal, o sea social, histórico, creativo, dinámico y proyectivo, donde el primer proyecto es “poder ser”. Por tanto, el sentido de vida se inscribe como elemento articulador del buen envejecer. Así, la falta de sentido de la vida se expresa en varias conductas visiblemente comunes en este grupo de edad: desestimación por la vida, pero a la vez miedo a la muerte, poca o ninguna actividad social útil y creativa, poca o ninguna satisfacción personal con el modo de vida y las tareas realizadas (muchas veces no escogidas por ellos), débil o insatisfactoria relación familiar y escaso acceso a las redes de integración formales e informales, falta de perspectiva futura o planes de vida. La falta de sentido de vida que se traduce en psicología como la dificultad en “poder ser”, se constituye como el antagónico de esta calidad del buen vivir y buen envejecer, y genera procesos de “muerte en vida”.
“Como constante antropológica, en todas las culturas existe una forma de morir sin desaparecer físicamente: la muerte social, la muerte civil, la muerte por desagarro de las relaciones significativas (…). La destrucción de los vínculos de significación es ya enfermedad y estigma (…). La consideración de esta clase de muerte (…) tal vez aclare la asociación entre morir y envejecer”. (11
Es común que en los adultos mayores esta posibilidad de morir en vida se concrete, en primer lugar, a través de la invisibilización que empiezan a sufrir en su comunidad, lo que asumido como un dejar de estar para los demás se reconoce como una muerte social. Esto genera a su vez la pérdida del sentido de la vida (ya comentado), al no poder sintetizar sus propias aspiraciones.
La pobre posibilidad de contar con un grupo de referencia, de poder satisfacer sus necesidades y anhelos, culmina con el rechazo de las características que le impone la sociedad a la etapa, por lo que se vive al sufrir la posibilidad, social y no real necesariamente, de muerte, soledad y enfermedad. Esto genera un deseo de no ser lo que ya es y desestructura su sentido de identidad a favor de la marginación y el estigma. Esta situación genera, además, progresivos procesos de despersonalización que acarrean enfermedades y limitaciones mentales, lo que induce una muerte psicológica al evidenciarse enlentecimiento o estancamiento de los proceso de desarrollo previstos o necesarios en la etapa 12, lo que inevitablemente adelanta la muerte física.
De esta manera, el envejecimiento saludable implica el aprendizaje de nuevos roles y la conformación de nuevos sentidos de la vida. Aprendizaje requerido en todas las etapas de la vida para hacer frente a los desafíos psicosociales del progreso.
Un envejecimiento exitoso articula el despliegue de todas las potencialidades que permite el desarrollo psicológico logrado hasta etapas precedentes, así como la utilización eficiente de la experiencia y la inserción en el medio para desarrollar una vida funcional y plena. 13
De esta manera, aunque el envejecimiento y la vejez no se pueden estigmatizar desde un único perfil de desarrollo, el buen envejecer implicaría la satisfacción de ciertas necesidades:
Necesidad de comunicatividad: relacionarse con su entorno y pertenecer a un grupo. Mantener relaciones sociales y su expresión personal sin censuras y discriminaciones.
Necesidad de elección según valores y creencias: direccionar el sentido de su vida y no solo en función del sentido de otros.
Necesidad de aprender: continuamente sobre sí mismo y sobre su entorno cambiante.
Necesidad de autorrealización: sentirse satisfecho consigo mismo por mantener una vida activa y el logro de sus necesidades y proyectos. Trascender en los demás.
Y el desarrollo o salud del adulto mayor respondería a indicadores aplicables también al resto de las etapas del ciclo vital:
Relación armónica entre los diferentes tipos de edades (cronológica, biológica, social, psicológica y funcional). 6
Tránsito saludable por las etapas psicológicas anteriores.
Conclusiones
La edad no se constituye como indicador perse de deterioro, o por otra parte de progreso o evolución psicológica. Hay que valorar la diversidad de adultos mayores, sus formas de insertase y vivir la etapa y sus formas de envejecer.
Además del reconocido deterioro biológico, la principal pérdida de la vejez está relacionada con la reducción de espacios y relaciones, que ubican al adulto mayor en un franco proceso de desvinculación y despersonalización, lo que instaura progresivos procesos de muerte psicológica y social, en las que conviven muchos mayores antes de llegar a la muerte física.
Alcanzar una vejez exitosa depende de las formas saludables de envejecer que se hayan instaurado desde las primeras etapas de la vida y de la utilización eficiente de los recursos psicosociales desarrollados en dichas etapas para hacer frente a las demandas del medio en la propia vejez. Por lo que el éxito en la vejez depende de los mismos factores que condicionan el desarrollo en etapas precedentes, únicamente modificado por la andanada de prejuicios y estereotipos impugnados a dicha etapa, por lo que hay que ampliar recursos para su afrontamiento efectivo. De esta forma hoy somos responsables de las personas mayores del hoy, y de las personas mayores del mañana.
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- » Recibido: 30/04/2024
- » Aceptado: 18/09/2024
- » Publicado : 29/09/2024