La visión One Health, consolidación del paradigma salubrista en Cuba

Las ciencias sintetizan la realidad, tratan de encontrarle explicación a diversas problemáticas presentes en diferentes aspectos de la naturaleza y la sociedad. Desde disímiles campos del saber y en las más diversas geografías se trata de esclarecer múltiples cuestiones relacionadas con la salud humana, pero en no pocas ocasiones, los avances científicos están limitados por la falta de integración.

La velocidad de la implementación y generalización de los resultados investigativos es lenta, se valoran como hechos aislados que tropiezan con la incomprensión y resistencia al cambio de quienes tienen que introducirlos en la práctica. Sin embargo, las demandas de solución de problemas desde lo social, de forma sostenible, provocan la aparición de nuevos enfoques. Esto ha ocurrido con la visión One Health (“Una Salud”) y el paradigma salubrista. Sorprende cómo, por caminos paralelos, evolucionaron. Ambas visiones han demostrado la influencia en la salud humana, el cambio climático, el deterioro de las condiciones naturales de vida, la calidad del agua y los alimentos, los problemas sanitarios animales y plantas. Sin embargo, su integración sistémica es reciente.

El real nexo de la salud humana con todos los aspectos que regulan la vida planetaria se evidenció con la pandemia de la COVID-19. La misma dejó al descubierto y exacerbó las brechas de desigualdad y mostró las insuficiencias de los sistemas sanitarios y los estados para afrontarla.

La sacudida que la pandemia ha dado al planeta, provocó en políticos y científicos la necesidad de encontrar nuevas maneras de hacer, en función de la preservación de la salud humana. En este sentido, el Dr. Tedros Adhanom1, secretario general de la OMS, ha dicho: “…la pandemia de COVID-19 es un claro recordatorio de la relación íntima y delicada que existe entre las personas y el planeta, que solo podemos abordar con un enfoque One Health…”

Sin dudas, el mundo está urgido de propuestas que contribuyan a la preservación de la salud humana. Estas, deben estar en interrelación con la salud de animales y las plantas, el freno de los cambios climáticos y el equilibrio del ecosistema. Los modos empleados, hasta ahora, no han logrado el impacto necesario.

En este sentido la sostenibilidad de los cambios será solo posible si, los análisis para la atención de la salud humana se realizan desde una visión holística, integrada, transdisciplinar e interprofesional que privilegie la vida en la Tierra. La preservación de la biodiversidad es un imperativo sanitario.

En consecuencia, con fuerza emerge la visión One Health que se define como el esfuerzo colaborativo de múltiples disciplinas (personal sanitario, humano o animal, investigadores de varias ramas del saber) que trabajan local, nacional o globalmente para lograr la salud óptima para las personas, los animales, las plantas y todo el planeta...”2) Esta visión permite consolidar el paradigma salubrista. por ser innovadora desde lo biológico, social y tecnológico; es disruptiva al introducir cambios y superar paradigmas anteriores. (Maynard Bermúdez GI. Conferencia inaugural de la Feria Estudiantil de Ciencias e Innovación. Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo, Enero 2023)

En Cuba, el pensamiento salubrista ha avanzado. La salud pública es entendida como un importante proceso multidisciplinario, como producto social donde todos son objeto y sujeto. Sin embargo, la obtención de resultados favorables no es sostenible. Muchas veces, los mismos, no se corresponden con los esfuerzos realizados en el sector de la salud. En consecuencia, se demanda la interacción armónica, organizada de sectores, actores sociales, familias, individuos y prestadores de los servicios.

Los salubristas cubanos, encabezados por el académico cubano Castell-Florit3, consideran que la producción social de salud está determinada por una realidad sanitaria del objeto de trabajo y por lo que se prevé hacer en el futuro con vistas a esa realidad. No es casual ni espontánea; característica que a veces, aparecen en quehaceres basados en acciones no concretas. En el contexto social de producción de salud hay que considerar, además, el rigor que se sustenta en la composición y forma de actuación de los responsabilizados con estos procesos.

De igual manera, Castell- Florit3, insiste en que la intersectorialidad es el vehículo necesario para producir salud y, a su vez, un principio que rige el proceso. Los resultados esperados en la producción de salud dependerán del grado de compromiso y capacidad de respuesta organizacional e individual de cada uno de los sectores en relación con la salud, el bienestar y la calidad de vida, así como los factores que operan como facilitadores u obstáculos.

Las fortalezas y oportunidades del sistema de salud cubano son el punto de partida para la sostenibilidad de la visión One Health. Los avances teóricos y prácticos, y las tecnologías del paradigma salubrista, la organización de la sociedad y la voluntad política por la preservación de la salud en la población son garantes para su consolidación.

A pesar de ello se precisa consolidar la efectiva implicación de todos los sectores de la sociedad, las comunidades y los individuos. Se impone la modificación de los modos de actuación de los sanitaristas, quienes con su accionar actual en la solución de los problemas de salud han generado la disminución de compromiso y la responsabilidad que los otros sectores, actores sociales e individuos tienen con la salud humana.

El plan para el enfrentamiento a la COVID-19 en Cuba es un ejemplo que demuestra la efectividad de integración, dirigido de las altas instancias políticas y gubernamentales. La implicación de todos los sectores y actores sociales puso un sello distintivo de integración para la solución de los problemas de salud y fue la clave de su éxito; dejó como resultado el crecimiento social y profesional.

En consonancia, desde marzo de 2021, se aprobó el programa para una salud cubano. A propósito, la Dra. Ileana Morales expresó: “…el enfoque a “Una Salud” en la estrategia sanitaria nacional, el cual es una necesidad impostergable para la Mayor de las Antillas si, se tiene en cuenta, el peligroso alcance de los problemas sanitarios a nivel global, los cuales demandan una mirada más científica, sistémica y eficiente, a partir de políticas más integrales...”4 Las autoras consideran que se mantienen problemas de salud que demandan un abordaje desde la visión One Health, entre ellos: el embarazo en la adolescencia, el dengue y el envejecimiento.

La implementación de la visión One Health no da espacio a improvisaciones y demanda profundizar en el pensamiento científico. Aun cuando se necesitan cambios urgentes, estos deben ser realizados de modo progresivo, porque genera una modificación cultural. Las ciencias del comportamiento y de la comunicación deben tener una participación significativa. Hay que sensibilizar y comprometer a todas las personas. Todos deben saber qué y cómo hacer en función de la mejoría del estado de salud del planeta. Cuando se actúe desde la comprensión que sanitaristas somos todos, podrán ser aprovechados adecuadamente los espacios y herramientas para la producción social de salud, esto será la consolidación del paradigma salubrista cubano.

Notas al pie:
  • Las autoras no recibieron financiación para el desarrollo de este artículo.

Referencias bibliográficas
Historial:
  • » Recibido: 14/03/2023
  • » Aceptado: 22/03/2023
  • » Publicado : 31/03/2023




Copyright (c) 2023 Gladys Ivette Maynard-Bermúdez, Ruby Esther Maynard-Bermúdez, Ana Domingos Antonio da Silva-Gerardo

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